¿Quién representa realmente a los saharauis?

Análisis político y visión de conjunto – por Mohamed Cherif

La cuestión esencial, hoy más que nunca, no reside únicamente en el estatuto del territorio, sino en la legitimidad de la representación del pueblo saharaui. Cincuenta años después del inicio del conflicto, los saharauis ya no forman un bloque monolítico. Expresan ahora una pluralidad de sensibilidades, experiencias y visiones políticas que ha llegado el momento de reconocer.

El Frente Polisario sigue reivindicando el título de “único y legítimo representante” del pueblo saharaui —un reconocimiento heredado de una época de guerra fría y de bipolaridad mundial—. Pero esa pretensión ya no se corresponde con la realidad actual.

Numerosos cuadros, responsables y militantes saharauis, anteriormente miembros del Polisario, han decidido romper con ese monopolio estancado, denunciando una dirección desconectada de las realidades humanas y sociales de los campamentos, así como una estrategia basada en el statu quo, contraria a cualquier perspectiva de desarrollo o prosperidad para los saharauis.

Los representantes saharauis elegidos en las provincias del Sáhara, integrados en las instituciones nacionales, encarnan una cierta representatividad local.Frente a estos dos extremos, el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP) se impone hoy como la expresión de una mayoría saharaui moderada y realista. Nacido de la voluntad de cuadros y antiguos militantes del Polisario, el MSP reúne a componentes saharauis procedentes de los campamentos de refugiados, de los territorios del Sáhara, de Mauritania y de la diáspora.

A esta base política se suma la representatividad tribal: varios jefes tradicionales saharauis se han unido al MSP, reforzando su legitimidad histórica y social. Con su enfoque inclusivo y pacífico, el MSP aboga por un diálogo bajo los auspicios de las Naciones Unidas, a favor de una solución pragmática y duradera.La realidad política saharaui es hoy plural. La legitimidad no puede ser confiscada ni decretada: se construye mediante la participación, la apertura y la credibilidad.

La comunidad internacional debe reconocer esta diversidad y ampliar la mesa del diálogo a todas las fuerzas representativas —desde el MSP hasta los representantes locales, pasando por las autoridades tradicionales y la sociedad civil—, para que la voz del pueblo saharaui sea verdaderamente la de todas sus componentes, y no la de una organización anclada en el pasado.

En definitiva, el MSP representa el camino que no debe ignorarse: el de una generación saharaui que quiere sustituir el estancamiento por la paz, y el sufrimiento prolongado por la prosperidad compartida.