Por Alejandro Urueña*

El sistema educativo está fabricando profesionales con fecha de
vencimiento. La inteligencia artificial (IA) está mutando el derecho a
un ritmo vertiginoso, pero la mayoría de las universidades siguen
enseñando como si el mundo no hubiera cambiado. ¿El resultado?
Abogados jóvenes que llegan al mercado laboral con
conocimientos desfasados, incapaces de competir en un entorno
donde la tecnología se vuelve el estándar. La formación profesional
reclama hoy tanto conocimientos del campo específico como
dominios tecnológicos: están indisolublemente unidos.
El problema no es solo la IA, sino los modelos vigentes de
formación. Se insiste en un esquema de educación legal que
prioriza la memorización sobre la estrategia, los códigos sobre la
adaptabilidad, los procedimientos sobre la innovación. Se enseña
derecho como si las bibliotecas siguieran siendo la principal fuente
de información y como si los despachos de abogados aún
funcionaran a papel y tinta.
Un sistema educativo que produce obsolescencia
Durante años, el camino tradicional para ser abogado ha sido claro:
cuatro o cinco años de carrera, un posgrado opcional, y luego la
experiencia práctica en un despacho. Este modelo está en crisis.
Hoy, muchos egresados descubren que el trabajo que aspiraban a
hacer, ya está siendo automatizado y con mayor celeridad y
eficiencia gracias a las herramientas de IA.
Las universidades no preparan abogados para el mundo que
encontrarán afuera. Mientras que en las aulas se sigue dictando
teoría del derecho con los mismos métodos del siglo pasado, en el
mercado real la IA ya redacta contratos, revisa jurisprudencia y
genera estrategias legales en segundos.
¿Qué horizonte les espera a los futuros jóvenes abogados? Es una
situación paradójica: salen con un título bajo el brazo, pero sin las
habilidades para diferenciarse en un mercado dominado por
herramientas digitales que trabajan más rápido y con menos
margen de error. Algoritmos que, a su vez, se transforman
permanentemente y reclaman una constante actualización y
evaluación de sus modos de procesamiento y de la pertinencia de
sus resultados por parte de los usuarios. No se trata ya de
ajustarse a un método (único y permanente) sino de dominar el
cambio, la adaptabilidad y la trazabilidad.
El futuro del derecho no es solo saber derecho
Para que los abogados sigan siendo relevantes social y
profesionalmente, es necesario cuestionarse la ya antigua idea de
que su hacer está anudado a la acumulación de conocimientos
normativos y a un método de aplicación. Los Big Data Jurídica
permiten suplantar estas competencias. El diferencial ahora está en
la capacidad de análisis, en la ética aplicada a la toma de
decisiones, en la creatividad jurídica y en el pensamiento
estratégico.
La pregunta clave es: ¿qué puede hacer un abogado que una IA no
pueda reemplazar? La negociación, la interpretación del contexto y
la capacidad de construir estrategias complejas siguen siendo
insustituibles. La empatía y la gestión de conflictos requieren
inteligencia emocional, algo que la IA aún no domina. La visión de
negocio y la capacidad de traducir problemas legales en soluciones
concretas para empresas y clientes es un terreno aún humano.
Si la educación legal no se adapta a estos cambios, la profesión se
dividirá entre aquellos que saben aprovechar la tecnología y
aquellos que quedarán marginados de un mundo real que ya está
instalado y que no es cuestión de futuro, como algunos aún creen.
Modelos disruptivos en educación legal
Mientras el derecho sigue atrapado en una estructura rígida, otras
disciplinas han comenzado a evolucionar hacia modelos de
formación basados en inteligencia artificial y habilidades aplicadas.
Un ejemplo de esta transición es la Universidad Mohamed bin
Zayed de Inteligencia Artificial (MBZUAI), en Abu Dhabi
https://mbzuai.ac.ae , que ha construido un ecosistema académico
enfocado exclusivamente en la IA. Si bien está orientada a la
investigación tecnológica, su proyecto plantea una pregunta clave:
¿qué pasaría si el derecho adoptará una formación similar, con IA
integrada desde la base del aprendizaje?
Las universidades de derecho podrían aprender mucho de estas
instituciones emergentes. En lugar de ignorar la IA o tratarla como
una amenaza, podrían incorporar al proceso educativo para
enseñar a los futuros abogados a interactuar con ella, utilizarla
como herramienta y entender sus limitaciones.
Estamos formando abogados para un mundo extinto
El derecho seguirá existiendo, pero los abogados que no entiendan
la nueva dinámica podrían ser reemplazados. No por la IA en sí,
sino por otros profesionales que sí sepan trabajar con ella.
Si la educación legal no se reforma para integrar tecnología,
estrategia y adaptabilidad, estaremos formando abogados
destinados a la irrelevancia o para un mundo que ya no existe. La
IA no es el enemigo; el enemigo es la rigidez del sistema educativo
que se niega a evolucionar.
Algunas instituciones de educación superior están avanzando en
este camino con institutos y laboratorios de investigación en IA
aplicada al derecho y áreas curriculares de formación para su
conocimiento, uso e innovación en el dominio profesional. Estamos
a tiempo, y están a nuestro alcance las tecnologías, para repensar
una política nacional de formación universitaria críticamente
competente que nos permita estar a la cabecera en la producción
de cambios. Y no sólo en el derecho, sino en todas las profesiones.
De lo contrario, quedaremos irremediablemente rezagados y
arrastraremos a nuestros jóvenes a un horizonte no ya sin futuro,
sin presente.
*Alejandro Urueña
Investigando la IA, su relación con el Derecho y las actividades
productivas.Project Management I.A. Abogado. Diplomado en Derecho del
Trabajo y Relaciones Laborales, Universidad Austral; Diplomado en Derecho
4.0, Universidad Austral; Magister en Derecho del Trabajo y Relaciones
Laborales, Universidad Austral (T.P); Posgrado de Inteligencia Artificial y
Derecho, I.A.L.A.B, U.B.A. Posgrado en Metaverso, U.B.A. Programa (IA)
Universidad Austral. Magister en Inteligencia Artificial Centro Europeo de
Posgrado. Programa MIT pro en desarrollo y diseño en productos y servicios
en IA con Insignia de Asignación Ejemplar. Bootcamp internacional
inteligencia artificial aplicada al Derecho. Actualmente cursando Maestría en
Ciencias de Datos, Universidad Austral.
María S. Taboada: Lingüista y Mg. en Psicología Social. Prof. Titular de
Lingüística General I y Política y Planificación Lingüísticas de la Fac. de
Filosofía y Letras de la UNT.