¿Es un mal Jefe razón suficiente para renunciar?

Idea y desarrollo original Lcdo. Horacio N Suppa – Managing Director en Framers, Consultoría de empresas especializados en temas de salud

Tiempo de lectura 2 minutos

Resumen: Qué hace que un Jefe sea malo en su desempeño? Un buen jefe no es quien controla sino quien acompaña. Las organizaciones fabrican jefes con malos desempeño por su mala cultura organizacional.

¿Es un mal jefe razón suficiente para renunciar a un trabajo?

7 de cada 10 trabajadores en Estados Unidos aseguran que dejarían su empleo si tuvieran un mal jefe. Así lo muestran los últimos datos de la encuesta de confianza laboral de LinkedIn. Y el porcentaje sube aún más entre los más jóvenes: el 75% de los trabajadores de la Generación Z y el 77% de los millennials preferirían buscar nuevas oportunidades antes que seguir lidiando con una jefatura deficiente. Los de mayor edad parecen algo más tolerantes, o resignados: 68% en la Generación X y 61% entre los baby boomers.

¿Qué hace que un gerente sea “malo” en su desempeño?

Ahora bien, ¿qué hace que un gerente sea “malo”? ¿Y por qué su figura tiene tanto peso en la decisión de quedarse o irse de un trabajo?

En general, no se trata solo de incompetencia técnica. Un mal gerente es aquel que no escucha, no valora, no comunica, no lidera, no acompaña. Es quien transforma lo que podría ser un entorno de crecimiento en una trinchera de supervivencia diaria. Y eso, a largo plazo, desgasta incluso al talento más comprometido.

Curiosamente, muchos de los que deciden abandonar el barco no lo hacen con la idea de ocupar ese rol en el futuro. Solo un tercio de los trabajadores dice aspirar a un puesto gerencial, y entre ellos, los millennials son quienes más lo consideran. El resto, simplemente, no encuentra atractivo liderar equipos en un contexto donde los mandos medios están agotados, presionados por objetivos que muchas veces no deciden y cuestionados por una cultura organizacional que aún no termina de entender su valor estratégico.

Casi la mitad de los gerentes en EE.UU. declara sentirse quemado por su trabajo. No es un dato menor. ¿Cómo puede alguien cuidar, motivar y desarrollar personas si apenas puede sostenerse a sí mismo?

Formar líderes es un proceso

Tal vez ahí está el nudo del problema. Exigimos liderazgo, pero no formamos líderes. Pedimos empatía, pero premiamos la obediencia. Valoramos la productividad, pero no el proceso que la hace posible.

Un buen gerente no es quien controla, sino quien acompaña. No es quien impone, sino quien da sentido. Es alguien que sabe que su principal tarea no es brillar por sí mismo, sino facilitar el brillo de su equipo.

Y si eso parece una utopía… quizás el problema no sean los gerentes. Quizás el problema sea el modelo que los forma, los elige y los premia, LA CULTURA ORGANIZACIONAL. Porque a veces no se trata de cambiar de jefe, sino de dejar de aceptar culturas que los fabrican en serie.

Fin del artículo