El regreso de Erreway al Movistar Arena no fue simplemente un concierto; Fue un viaje en el tiempo cargado de adrenalina y nostalgia que reafirmó por qué Rebelde Way marcó una generación. La banda, con Benjamín Rojas, Felipe Colombo y Camila Bordonaba a la cabeza, demostró que su química y su impacto siguen intactos.
El vestuario fue una pieza clave, logrando un equilibrio perfecto entre la esencia icónica y una madurez escénica. Lejos de la réplica simple, las prendas dialogaron con la estética pop-rock actual: looks con destellos, texturas en cuero, sin embargo, mantuvieron ese espíritu juvenil y transgresor. La paleta de colores vibrantes y el uso estratégico de accesorios (pensamos en cadenas o detalles metálicos) enfatizaron la energía arrolladora del show, haciendo de cada tema una declaración de moda.
Felipe Colombo y Benjamín Rojas demostraron ser dos testaferros de una solvencia impactante. Su manejo del escenario, la interacción con el público y su dominio vocal en clásicos como “Resistiré” o “Será de Dios” fue impecable. Rojas, con su carisma magnético, sigue siendo el galán que hipnotiza, mientras que Colombo aporta la fibra rockera, esa pasión desbordada que electriza a la audiencia. Juntos, tienen una sincronía musical que solo puede dar la amistad y una historia compartida de dos décadas.
Pero la estrella con una personalidad única que se robó la noche fue Camila Bordonaba . Tras años de bajo perfil mediático, su reaparición fue un acontecimiento. Cami no regresó para complacerse, sino para ser auténtica. Su voz, cargada de una emotividad cruda y honesta, le dio a temas como “Vivo como vivo” una resignificación profunda. Su presencia, genuina y libre de poses, con un vestuario que reflejaba su vida actual lejos del glamour , conectaba con el público de una manera visceral. Su sonrisa contagiosa y su carisma inalterable confirmaron que su autenticidad es, en sí misma, su mayor talento. El Movistar Arena se rindió a la “rebelde” que se atrevió a seguir su propio camino.
En resumen, Erreway en el Movistar Arena fue una fiesta que combinó la nostalgia con una actuación actual, demostrando que el talento, la química y la rebeldía bien entendida no tienen fecha de caducidad.