A poco más de una hora del Obelisco, en la Estancia La Carona -Capilla del Señor-,
Argentina Polo Day brinda una propuesta distinta, con una mezcla de vida relajada,
deporte y clásicos de la gastronomía argentina.

“Nos encanta Buenos Aires, pero además de vida urbana queremos sentir de cerca la esencia del
campo, los caballos y el típico asado. Por eso con mi marido, además de los clásicos de la capital,
planeamos vivir una experiencia auténtica fuera de la ciudad”, asegura Colleen, estadounidense
de 30 años que arribó los primeros días de julio a Argentina junto a su marido Michael en pleno
festejo de su luna de miel.
Colleen buscaba algo más que el plan típico de salir a pasear por la gran ciudad. Tanto ella como
Michael deseaban palpar en vivo y en directo el campo argentino, con un servicio de calidad. Ese
motor fue el que los llevó a vivir una experiencia completamente diferente a todo en la Estancia La
Carona.
A una hora y media del centro porteño, la estancia, ubicada en la localidad de Capilla del Señor,
Provincia de Buenos Aires, es el epicentro para disfrutar no sólo del típico día de campo, sino de
asistir a un partido de polo y, por si fuera poco, protagonizar y jugar un match. De ahí nace el
proyecto de Argentina Polo Day, ideado hace más de 15 años por Ruben Jabib y Celia Alfie,
quienes actualmente están al frente de la propuesta.
“Argentina Polo Day con la Carona Polo Club es un club de polo básicamente. Somos
generadores de experiencia, con lo cual tenemos partidos de polo todo el año, inclusive en
invierno, es decir, somos únicos en esa estación del año ya que en esa época el polo se traslada a
Europa y Estados Unidos. Además, contamos con dos canchas oficiales, 160 caballos propios y
tenemos el plus de la cancha de arena iluminada que nos permite jugar los días de lluvia” resume
Jabib.

La estancia cuenta con más de 40 hectáreas, piscina y dos cascos principales: uno de ellos es la
antigua pulpería que fue completamente reconstruida con el mismo estilo de época. Allí se sirven
las clásicas empanadas de carne y el imbatible asado criollo. A muy pocos metros se encuentra la
casa principal que data de 1893, toda una reliquia arquitectónica entre tanto espacio verde.
Sin embargo, el secreto de la estancia va más allá del campo, el relax y el mundo gastronómico. El
diferencial es la experiencia de ver un auténtico partido de polo y posteriormente jugar unos
chukkers. “Teníamos algo de experiencia por jugar en Estados Unidos, pero jugar en la main land
del polo es algo que no se compara con nada. Sin dudas, fue algo único”, agrega Colleen. Cabe
resaltar que los invitados se visten con todo el atuendo de un jugador de polo para que el partido
sea lo más real posible.
Entre chukker y chukker, los invitados pueden disfrutar de un refresco o una copa de vino mientras
degustan empanadas. Además, tienen la posibilidad de taquear, lanzar la bocha para el inicio del
juego y sonar la campana al final de cada chukker. “La idea es que los invitados sean los
protagonistas en todo momento de la experiencia que están viviendo. Por eso, estamos en todos
los detalles para que se sientan cómodos y disfruten de principio a fin”, destaca Alfie.
La vida urbana se toma respiro por un rato para darle paso -o galope- a la vida de campo y de
naturaleza, aunque con la adrenalina del polo. Argentina Polo Day abre sus puertas para un full
day, pero también juega de noche con el Polo Night. Pero ese es un capítulo aparte que tendrá
sus merecidos párrafos en otra nota.

