ARGENTINA, A LA COLA DEL EMPLEO MUNDIAL: LA CRUDEZA DE LAS CIFRAS QUE DESNUDAN EL FRACASO DE MILEI

Mientras Javier Milei insiste en que su programa económico traerá crecimiento y prosperidad, los números lo contradicen con contundencia. La última Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup confirma que Argentina sigue siendo el país con las proyecciones más débiles de contratación en toda América, apenas un +5% de Expectativa Neta de Empleo (ENE) para el período octubre-diciembre de 2025.

Lejos de ser un logro, el dato desnuda el estancamiento laboral que atraviesa el país: un 27% de empleadores afirma que contratará personal, pero casi la misma proporción (24%) planea despedirlo. El resto se mantiene en la parálisis de no tomar decisiones. En otras palabras, Milei gobierna un país donde la rueda del empleo está casi detenida.

Luis Guastini, presidente de ManpowerGroup Argentina, lo resume con diplomacia: “La recuperación en las expectativas de contratación sigue siendo un desafío”. Traducido: bajo Milei, Argentina es uno de los peores lugares del planeta para buscar trabajo.

La comparación internacional es lapidaria. Mientras Brasil lidera la región con una ENE del 36%, seguido por Costa Rica (35%) y Estados Unidos (28%), la Argentina de Milei se ubica en el sótano con un magro 5%. Solo Chile, con 21%, parece “cercano”, aunque aún cuadruplica las intenciones de contratación locales.

En términos sectoriales, las grietas también son profundas. La tecnología de la información (+18%) y finanzas & real estate (+13%) muestran algo de dinamismo, pero contrastan con la debacle de los servicios de comunicación (-17%), un reflejo de la recesión que atraviesan vastos sectores de la economía real.

El contraste con el discurso presidencial es inevitable. Milei repite que el ajuste “está funcionando” y que la estabilización “es un éxito”. Sin embargo, la realidad es que Argentina exhibe el peor registro de expectativas de empleo en todo el continente. La promesa de “liberar las fuerzas del mercado” no se traduce en puestos de trabajo, sino en precarización y despidos.

La encuesta revela además que solo cuatro de las nueve actividades económicas muestran un repunte interanual en sus proyecciones de contratación. En el resto, el freno es evidente. Si este es el “éxito” que exhibe Milei al mundo, los datos sugieren más bien lo contrario: una Argentina que se achica mientras sus vecinos se expanden.

El Gobierno celebra la “estabilidad” de los indicadores, pero esa estabilidad es en realidad la de un enfermo crónico que no mejora ni empeora: permanece postrado. La falta de un plan para estimular el empleo productivo condena a miles de trabajadores al desempleo o la informalidad.

La conclusión es amarga: mientras Milei pierde elecciones, promete una prosperidad que no llega y sigue obsesionado con el déficit cero, los argentinos se enfrentan a un mercado laboral sin horizonte.

Un país donde la estabilidad equivale al estancamiento, y donde el gobierno parece conformarse con ser el último de la fila.